viernes, 27 de enero de 2012

Así o más aburrido? - Parte II

El día no pintaba bien, en absoluto...!

Toda la mañana me tocó analizar una de esas tantas situaciones que tiene esta vida, en las que lo legal no siempre es lo justo, lo que como se imaginarán, no ayudó para nada a mi creciente sentimiento de frustración...

Deseoso de que la jornada matutina de labores terminara, procuré mantenerme ocupado hasta la hora del almuerzo, pues cuando fueron las doce en punto, yo solo quería olvidarme de la tragedia de aquella mujer viuda y sus hijos, enfrentados a una monstruosa compañía aseguradora, caso que estaba estudiando y en el que lamentablemente, por la señora no había nada que legalmente yo pudiera hacer...(dura lex sed lex).

Salí entonces a almorzar, al restaurante de siempre, rodeado de la gente de siempre...la mesera de siempre se acercó y mirando perdídamente hacia la pared recitó, como quien repite un "padrenuestro" el menú del día...

-De que me sorprendo, si siempre lo hace así, y lo seguirá haciendo...
No lo sé, pero hoy me molesta sobremanera, luego de pedirle lo más extraño del menú, para obligarla a salir de su "zona cómoda" y lograr que mirándome por fin a los ojos me dijera: "está seguro de que éso es lo que quiere?"...

-por supuesto!, le respondí; ella partió mirándome raro, quizá pensando que yo estaba loco, pero ignorándo que yo de ella ya había conseguido lo que buscaba...Una actitud mas humana!.

Dirijo entonces mi atención al televisor que colgado a mi izquierda, en una pared blanca se encuentra;
-noticias!, como si hubiera alguna buena!
expresó sin reparos una anciano que en la mesa de al lado se encontraba, hasta razón tiene, empecé a pensar, cuando de repente me sentí fijamente observado....

Es dificil explicar lo que se siente, cómo se siente, sólo se que en el instante me sentí insistentemente analizado, así que comencé a buscar la fuente de la amenaza, y la encontré...

Sentada a la mesa junto al quejoso anciano que veía las noticias, estaba ella, una pequeña niña rubia como el sol, de ojos grandes y brillantes, cabello rizado y abundante...pensé equívocamente que al sentirse por mi observada declinaría del exaustivo análisis al que me sometía con su mirada, pero por el contrario, al notar que le veía, sonrió de manera pícara y corriendo su silla un poco me dijo con su voz tan peculiar:

-Hola, como te llamas?

Ella me desarmó, una angelical pequeña que podía tener unos 6 años consiguió con saludarme, que mi mal genio se difuminara... ahora solo quería escucharla, saber que tenia para decirme, y conocer la forma como observaba el mundo...lógicamente le respondí y empezó a preguntarme desde mi color favorito al porqué de mi ropa tan "de gente grande"...

Sorpresa me causó, que aún con mi apariencia y mi expresión de "Al diablo con todo", la pequeña Sofía -así se llama- vio en mi a alguien no tan viejo...y de veras que no lo soy, pero admito que aveces lo parezco...

En ese instante el anciano que la acompañaba interrumpió nuestra amena tertulia, (o mas bien el entretenido interrogatorio), para pedirme le disculpara, pues a su juicio su pequeña nieta tenía la lengua mas larga jamás conocida, a lo que respondí que no había de que preocuparse, que me hacia bien la compaña mientras mi "bistec a caballo" llegaba... el viejo sonrió y volcó nuevamente su entera atención al noticiero que yo no quería ver...

Sofía interrumpió los pensamientos que ya empezaban a nublar mi mente diciendo:

-Cuentame una historia...

Pedimento que me sorprendió sobremanera, pues las tan elaboradas preguntas de la pequeña nunca me habrían hecho pensar que fuese de esas niñas a las que les gustan los cuentos de hadas, sin embargo su edad le permite ser y gustar de lo que le plazca, así que accedí...

-Bueno mira...había una vez... -comencé mi relato- cuando ella con cara de ofuscada me interrumpió y me dijo: 

-yo no quiero escuchar un cuento, te pedí que me contaras una historia, una tuya, de algo que te haya pasado...

Eso me dejó aún más desconcertado, empecé entonces a pensar si alguna de mis historias seria buena, si merecía la pena contarlas...

Nuevamente la pequeña interrumpió mi debate mental anotando: -anda, cuentame una parte de tu historia!

Me decidí entonces a dejar de lado la mala onda que traía desde la mañana y me dispuse a contarle algo de mi vida...sólo una parte pequeña, la que compartiré con ustedes próximamente...




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