lunes, 22 de octubre de 2012

Enfermedad de ti

“Así como hay momentos en que la vida cambia en un instante, habrá un momento  en que lo que te parecía imposible se tornará un sueño hecho realidad. Todo sucede por una razón, todo ocurre a su debido tiempo.”


Heme aquí, viviendo lo que hasta hace muy poco me parecía imposible,  contemplando en mi futuro tu rostro junto al mío, y en mi porvenir tu presencia a mi vera.

Heme aquí, soñándote despierto una vez más, sumido  en este profundo sentimiento que me embarga, y remembrando al cerrar mis ojos la grata melodía de tu voz susurrando mi nombre.

Heme aquí,  asaltado una vez más por tus recuerdos, sin el ánimo ni el más mínimo deseo de poner resistencia, queriendo por el contrario, perderme entera y eternamente en tu ser, anhelando a cada instante que llenes mi aire con tu aliento y mi vida con tu amor.

Heme aquí, suspirando al pensarte, mientras el mundo a mi alrededor sigue su curso; el metro avanza bajo las calles de la ciudad empapadas todas del aire otoñal, y aún cuando voy dentro, parece que hace mucho me he bajado, no del  metro, sino del  mundo.

Precisamente en estos momentos, en que del trabajo me dirijo a casa mi mente se desconecta del mundo a mi alrededor, y me sumerjo en una idílica recreación de mis momentos junto a ti, momentos que hasta hace muy poco, me parecía imposible que pudiese llegar a vivir a tu lado, empero, heme aquí, volando literalmente a tu encuentro.

El largo y tedioso viaje en metro se me hace soportable, porque aunque no estés, estas!, en mi  mente, en mi corazón, en mis recuerdos,  grabada en mi memoria, esculpida en mi alma, tallada en mi ser.

Justo cuando me percato de que falta solo una estación para encontrarte, la realidad me atropella, y no te noto, no te siento y piso un acelerador imaginario que me hace creer que nos movemos más aprisa, ansiando llegar a ti, para que con un beso me devuelvas en aire que  aquí me falta, desespero, enloquezco, alucino…y así pasan mis últimos 10 minutos de trayecto.

Heme aquí, buscándote desesperadamente entre mil rostros en la repleta estación central, sintiendo que la vida me abandona, que soy víctima de una picadura letal, cuyo veneno recorre mis venas dejándome al borde del abismo, nunca antes temí tanto por mi vida…

Heme aquí, muriendo, desahuciado y desvariante, hasta que a mi encuentro llegas, y son tus dulces besos el antídoto que alivia el veneno mortal de no tenerte, el elixir divino del amor verdadero…

Heme aquí, habiendo encontrado en ti la cura a todos mis males, el remedio a este crudo padecimiento, yo…tengo una enfermedad de ti, afortunadamente, tú has accedido a ser el remedio y la solución a mi padecer.

Heme aquí…amándote como a nadie nunca amé…y como a nadie quiero amar jamás!