jueves, 29 de agosto de 2013

Ella (III)

Ella, es capaz de lograr que mi corazón se llene de sentimientos desconocidos,
de hacer que este humano egoísta piense en el bienetar de alguien más (el de ella por supuesto), antes que en el suyo propio...

Ella logra que a mis ojos las palabras canten, y las melodías inunden el mundo gris,
ella me lleva de su mano al cielo,
ella hace que para mi, el mundo sean sus hoyuelos.

Ella, sin lugar a dudas, me hace feliz...


Ella (II)

Ella es aroma, ella es recuerdo...



Ella es música y alegría, 
ella es pudor y una poca de ironía...

Ella lo es todo, aún pretendiendo ser nada...
Ella es mágica, es reina entre las hadas...


Ella es mi lecho, es mi descanso,
ella es mi cielo, ella mi llanto.

Ella es mi risa, mi simpatía,
ella mi gozo, y es mi agonía.

Ella es mi beso, ella es mi abrazo,
ella es mi luz, ella mi encanto...

Ella no es nadie, ella es solo fantasía,
ella es mi sueño, ella... mi utopía.


Ella es mi amada,
ella es mi calma,
amor de mis amores,  y alma de mi alma...


Ella... (I)

Ella... es como el  aire primaveral, 
cual la brisa fresca de una cálida madrugada,
y como el deleitoso sabor del café por las mañanas.

Ella es canto y poesía, cual melodia gloriosa de seres celestes;
hechizante danza de las hojas de otoño,
 delicada celosía de nardo y orquídeas.

Ella es pureza y fragilidad,  es diseño perfecto de la vida...
don inmarchitable del cielo, y muestra evidente del poder superior..

Ella es dueña de mis deseos, ama y señora de mis anhelos,
es motor de mi fe, y alimento de mi esperanza...


sábado, 10 de agosto de 2013

Decisiones...

"Cinco minutos bastan para soñar toda una vida...así de relativo es el tiempo."  - Mario Benedetti.


Miró con desdén el reloj, que casi marcaba la media noche de un día que parecía no acabar.

Juan, un joven soñador a quien la vida y los compromisos habían obligado a madurar antes de tiempo, no veía la hora de terminar los compromisos pendientes -informes de gestión y ventas que debía entregar a su jefe a primera hora del día siguiente- para descansar por fin.

Y justo cuando el reloj marcó las doce en punto, lo que notó por un leve pitido de su reloj de pulso, algo extraño sucedió, fue como si alguien hubiese detenido el tiempo y chasqueado los dedos para despertarle de algún tipo de hipnosis o trance en el que se encontraba.

Miró nuevamente el reloj, y notó que seguían siendo las doce en punto, de un viernes, que ya había dejado de serlo... un viernes que lo había encontrado sentado en  el escritorio de su oficina, pues antes de que rayara el sol, ya se dedicaba Juan a combinar correspondencia desde  su ordenador, a fin de que todos los jefes de dependencia de la empresa tuvieran conocimiento del informe que preparaba, de los datos que de ellos necesitaría, y de la premura con que esto debía hacerse, pues Don Rodrigo estaba necesitando aquella  información para ese mismo día.

Recordó con nostalgia aquella época en que los viernes eran para sentarse a leer un libro en un cómodo sillón de Juan Valdez mientras el capuchino se enfriaba, pues nunca le gustó caliente...

Remembró aquel tiempo cuando Don Rodrigo no era Don Rodrigo, si no papá, cuando la vida tenía mas sentido que el que le dan las ventas del mes y las metas de productividad, cuando el cálido beso de la mujer amada tenía el poder de acallar el murmullo del mundo y dibujar una sonrisa en su rostro durante todo el día...¡sonreír, vaya si lo había olvidado!

Notó cómo la vida se le había convertido en trabajo, y el trabajo en vida, cómo se había esforzado por trabajar, para adquirir cosas que hoy ya no usaba, pues el tiempo que no dedicaba a sus labores, eran valiosas horas de sueño, las que por cierto cada día eran menos.

Recordó entonces los planes que cinco años atrás hacía para sí; la forma como planeaba y visionaba su vida, los viajes que deseaba hacer, la mujer con la que se quería casa, los hijos que quería tener, la pequeña casa en el campo que tanto deseó -la que ya tenía y nunca visitaba- y por primera vez en su vida sintió pena de sí.

"...Treinta años, un futuro prometedor, financieramente estable, con un buen trabajo, en una buena empresa, de una buena familia..." eran las cosas que Doña Eugenia (su madre), solía decir de él... 

Reflexiones que remataba con una severa pero realista conclusión, con la que siempre lo despedía cada que él le iba a visitar, y a la que antes de ese día, nunca había puesto cuidado: "...y sin nadie con quien compartir todo lo bueno que la vida te ha dado...",  -Otra vez con lo mismo mamá, ya para eso habrá tiempo...- respondía siempre, incomodado por los comentarios.

El recuerdo de esas palabras retumbaba en su cabeza mientras miraba afanoso a su alrededor, como quien despierta en un lugar extraño luego de haber estado dormido por mucho tiempo; apagó entonces su computadora, se retiró de la empresa, en la que sólo quedaba el vigilante nocturno, quien bien acostumbrado ya estaba a su presencia.

-Buenas noches doctor, se va temprano hoy...-

Frase a la que decidió no responder, mas por vergüenza que por otra cosa, subió entonces a su vehículo y condujo lentamente hasta su apartamento...

-Siempre quise conocer La Habana- dijo para si con cierta tristeza, meditando en lo que era su vida hoy en día, ¿se parecía acaso a lo que había soñado para sí?

Al llegar a su morada, se acostó en su cama y durmió, un largo día le esperaba  y sería mejor descansar...

A la mañana siguiente, la junta se reunió temprano, Don Rodrigo había arribado a las instalaciones de su fábrica mucho antes de las siete, y ya para las ocho de la mañana todos los subgerentes de cada una de las áreas de la compañías estaban presentes, todos tenían en sus manos la copia de aquel informe extenso y detallado que el gerente había enviado a media noche, el cual todos tenían muy bien estudiado y aprendido a fin de absolver cualquier pregunta que el dueño pudiese formular, pero faltaba algo...

Don Rodrigo inspeccionó el recinto con la mirada buscando el pálido rostro de Juan Esteban, el cual no encontró; sin embargo, como en sus manos yacía el detallado informe, decidió hacer la reunión sin el...

Pasaron las horas y Juan nunca llegó, no atendía su teléfono celular, no estaba en su casa, ni en casa de su madre, por lo que el airado hombre no dudo un segundo en sentarse a redactar él mismo un memo dirigido a su empleado por la desfachatez de no haberse presentado a trabajar; luego impartió ordenes precisas a algunos empleados y se marchó.

Transcurrió el fin de semana sin novedad alguna, y el lunes temprano cuando Don Rodrigo revisaba a eso de las cinco de la mañana su correo electrónico, quiso leer nuevamente el informe que su irresponsable hijo había preparado para el, leyó el texto del mensaje por primera vez, pues aquella mañana de sábado se había limitado a abrirlo y descargar el documento adjunto que contenía el informe pedido, y para su sorpresa leyó lo siguiente:

"Don Rodrigo,

Adjunto a este mensaje le estoy enviando el informe de gestión y ventas correspondiente al segundo trimestre del año en curso, tal cual lo solicitó.


Posdata: Una vez alguien a quien tu amaste mucho, (y a quien posiblemente aún ames) me dijo: "que no se te vaya la vida tratando de ganarla", y nunca nadie tuvo mas razón que ella.


Renuncio, se que fácil será conseguir quien me reemplace como gerente; pero a mi me será imposible conseguir una vida que reemplace la que estoy dejando de vivir. 

Te quiere, tu hijo."



El hombre estaba atónito por lo que leía, y permaneció silente por un minuto, hasta que de su duro rostro escapó una leve sonrisa al decir: -"Hijo de su madre tenía que ser..."-, llamó entonces a su secretaria y le dijo: 

-Gloria necesitamos contratar un nuevo gerente para la planta del centro... Juan Esteb... mi hijo... no estará mas al frente.-

Colgó, volvió a sonreír y marchó a trabajar...


" ¡Haz lo que te haga feliz  ríe tanto como respires, acércate a quien te haga sonreír, y ama tanto como vivas! "