domingo, 16 de diciembre de 2012

EL ADIOS MÁS AMARGO



Cuan diferentes son hoy los amaneceres.
El destello de los primeros rayos de luz, sobre las casi estáticas aguas del mar, no generan ya en mí el mismo encanto.

Alguna vez alguien dijo que cuando perdemos a un ser querido, una parte de nosotros mismos se marchita…
Más a mis ojos ha sido el mundo y la vida misma, la que ha perdido color.

Muchas son hoy las palabras que a mis oídos llegan, palabras amigas… y otras tantas escasamente formales, invitándome a sobreponerme, a aceptar…

“Que ha sido para bien”, dicen muchos con razón,
más no sé si es amor o egoísmo el sentimiento tan grande que me mueve a quererte…a anhelarte junto a mi.

Como no extrañar a aquella que paso incontables noches en vela…solo por velar mí sueño.
Como no lamentar la ausencia  de aquel ser que fue más sensible a mi dolor que cualquier otra persona, incluyéndome…
Como no desearte hoy a mi lado, si desde el primer instante de mi existir, tuve conmigo tu cálida compañía…

Que no me diga la gente, que me acostumbre a no tenerte…que me habitúe a no tener a mi lado a quien fue para mí la persona más importante.

Me siento mal por mí, no porque haya en mi conciencia cargo alguno;  puesto que di por ti y para ti todo cuanto a mi humano alcance pude brindarte…

Mi malestar radica en que aun con todo lo que de ti pude aprender…
No aprendí a no necesitarte…



-En nombre de mi querida madre, a la memoria de mi Hermosa Abuela Ladis Esther Vargas de Pereira, siempre vivirás en nuestros corazones, y por siempre tu amor nos acompañará.-