martes, 16 de mayo de 2017

Aguacero e´ mayo


El amor es una cosa caprichosa, impredecible y generalmente sorpresiva... 

Hay quienes reciben amor sin buscarlo, sin desearlo, sin querer propiciarlo...
Hay otros tantos, que se pasan la vida añorándolo, deseando provocarlo, buscando encender la chispa necesaria, provocar las reacciones adecuadas...

Veía la lluvia caer copiosamente en la cuidad; era un escenario  casi mágico... la topografía caribeña de mi ciudad formaba arroyos en las  avenidas, tanto como si la ciudad albergara ríos ocultos, invisibles e intangibles, que sólo aparecían ante los incrédulos ojos citadinos cada que la lluvia tocaba la puerta...

Recordé depronto, una conversación aleatoría con una de mis personas favoritas, en la que caí en cuenta de que hace años no me baño bajo la lluvia... al comentárselo ella respondió: "Que la lluvia te tome por sorpresa... y estes dispusto pa´ mojarte"...

Quizá se pregunten ¿Qué puede tener de mágico un aguacero?
Hablo de magia, porque de la misma manera en que la lluvia provoca la aparición misteriosa de los arroyos Barranquilleros, tiene la lluvia una mágica potestad sobre la vida... y el tiempo, hasta entonces trepidante y veloz, se apaga... sumiéndolo todo en el adormecimiento.

Me parece increíble... cómo un fenómeno tan simple como la lluvia puede tener tal potestad.



Volviose a mi pensamiento la idea del amor... y debo decir que entre éste y la lluvia, encuentro muchas similitudes:

-El amor, tal como la lluvia, es inesperado, capaz de impregnarlo todo... ambos dotados de una fuerza oculta y desconocida, y sobre todo, con el poder de detener para nosotros el tiempo, y sumirnos en el mas bello de los letargos.

Ahora bien, creo que ninguno de nosotros camina por la vida mirando al cielo a la espera de un aguacero... pero obviamente notamos las señales que el firmamento nos da: los días grises y las abundantes nubes suelen avisar la llegada de la tormenta... pero con todo y eso, la lluvia sigue siendo impredecible, lo máximo que podemos hacer, es estar atentos  a lo que el cielo indica, y prepararnos... bien sea con un paraguas, para no mojarnos, bien sea con la sonrisa puesta, para bañarnos bajo la lluvia.

Lo mismo pasa con el amor... y de la misma forma deberíamos asumirlo; nos resta solo estar atentos a las señales del horizonte, mas no desvelarnos por el cómo ni  el cuando llegará... 

Y como es lógico, ya dependerá de cada uno el cómo reaccionar... bien podemos huir, resguardarnos, sacar paraguas, o escondernos bajo los árboles... o sencillamente caminar bajo la lluvia, disfrutar de cada gota que cae... al fin y al cabo, es solo agua.