lunes, 4 de noviembre de 2013

Memoria desenterrada (II)



Estábamos ahí, un cinco de octubre de aquel año,
muchas madrugadas después de aquella vez primera,
muchas canciones después de aquellas que rompieron el  silencio...

En mi mano temblaba un sobre de azúcar con la que torpemente 
intentaba endulzar aquel café al que te invité, no podía mirarte a los ojos,
pues de hacerlo los míos se perdían en tu  mirada, así que le hablaba al café
como si de ti se tratase...

Ese primer beso, esa primera caricia, esa sensación al haber aprisionado tu mano en la mía,
la adrenalina de tenerte por vez primera, las ansias de explorar tu ser en la penumbra,
nada más importaba, nada más existía...

Los sonetos y letras que durante muchos años anidaron mi cabeza,
hoy tomaban forma, hoy tenían sentido, hoy cobraban vida,
y se mostraban a mis ojos muchísimo mas bellos de lo que jamás pensé,
pues la melodía de nuestros corazones latiendo a la par, 
resultó ser la tonada idónea para nuestro amor otoñal...

Inevitablemente esos momentos de felicidad incomparable 
contrastaban con los no pocos momentos de tristeza,
de soledad, de angustia,  y de represión a los que indefectiblemente tuvimos que vernos enfrentados,
dadas nuestras opuestas realidades, era apenas lógico esperar que así sucediera...

Una y mil veces me juré no mirarte, no quererte, no desearte a mi lado,
una y mil veces me repetí lo imposible de la situación, pero los besos bajo la fría lluvia,
los abrazos interminables en el metro,y los atardeceres frente al mar, terminaban siempre por doblegar mis intenciones.

Recuerdo cada salida furtiva,cada momento en que me escapé de clases para verte,
cada mentira piadosa, cada plan sin concretar, cada mirada disimulada, cada encuentro inesperado...

Todo...lo recuerdo todo...

Desde ese primer café, hasta aquella tarde de  besos y vodka...
Desde las cayenas de las que juntos disfrutábamos al pasear por el centro, hasta las improvisadas salidas a bailar por las noches...
Desde los muchos recitales y conciertos que juntos disfrutamos, hasta las largas llamadas de silencio interminable, en las que ninguno de los dos colgaba, pues nos bastaba con sentir que el otro estaba al otro lado de la línea...

Son tantas cosas que difícilmente podré algún día olvidar, y que había decidido enterrar,
pero que a la verdad,  no son sino gratos recuerdos de ti; de ahí que lo que inició como la exhumación de mi inerte memoria, se tornara en la grata memoración de los que hasta hoy, (y aún con todo lo malo que quieras agregarle...) han sido los mas bellos días de mi vida.

(Para: S  y Z... amigos a los que espero ver juntos, algún día)



1 comentario:

  1. como escribió Mario Benedetti, " ...el olvido está tan lleno de memoria, que a veces no caben las remembranzas". Ojalá para ellos, este no sea el fin, si no el comienzo de nuevos recuerdos eternales. Linda historia! =)

    ResponderEliminar