La luz no hace falta, cuando en la oscuridad mis brazos pueden sentirte,
y mi corazón puede verte…
Lentamente con la luz de la tarde, desaparecieron también nuestros
miedos y prevenciones…
Fue entonces cuando el ocaso se llevo consigo, no solo la luz del día, sino también nuestros
temores, dejándonos solos a ti y a mí, a oscuras, solos con nuestros corazones…
La tenue penumbra vespertina, fue testigo de nuestras ganas de
querernos, de estar el uno en los brazos del otro…
Y en medio de la oscuridad nuestro amor con un beso se perfeccionó, y en
la opacidad, un abrazo unió nuestras almas para no separarlas jamás…
Que la luz abandone para siempre mis días, si la noche trae consigo tus
besos y tus caricias…
Pues si estás conmigo, esplendorosa será la noche… y es a tu lado,
incomparable la belleza de la oscuridad.
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